lunes, 26 de mayo de 2014
Podemos
Quiero compartir un sentimiento de muchas y muchos, y una esperanza. Ayer acudimos a las urnas desesperanzados, apáticos, como quien tira su voto, un voto más a la basura, ninguneados, cabreados, indignados, y algunos ya indignados e indignadas sin fuerzas.
Votamos, lo hicimos con dudas, algunas. Echamos el voto a un partido nuevo, en el que han empezado a militar amigos, (amigos de los que saben y en quienes confías), que ancla sus raíces en aquel 15 de Marzo. Un nombre que recordaba al slogan de una eurocopa, y un icono de partido en la papeleta con un tal Pablo mal recortado con photoshop. Un discurso político por dentro y por fuera cargado de verdades, que los que han perdido todo contacto con la realidad llaman populismo.
Y de repente llega el recuento, y nos damos cuenta de todos los que somos, de lo cabreados que estamos. Un partido que no ha necesitado campaña, que el dinero para repartir papeles y carteles se ha logrado mediante crowdfunding. Y nos hemos aunado, recuperado en esperanza y en rabia. Un resultado que les ha dado por culo y con eso basta.
Las elecciones europeas han servido para que seamos conscientes de que estamos aquí y podemos. Las europeas han sido un ensayo de lo que está por llegar en las generales. La desesperanza y el voto apático de ayer se va a convertir en 2015 en unas ganas arrolladoras a la hora de ir a votar por parte de muchas y muchos.
Y si bien es cierto que en estas europeas nuestro voto es justo, y vale lo que tiene que valer, en las generales con la ley d'hont bien se encargarán de que se amortigüe al máximo los votos anti bipartidistas; aún así la esperanza no puede ser más clara y más nítida.
¡Sí se puede!
El 15M, la PAH, las Mareas y todos movimientos sociales en España que se concentran en Podemos como opción electoral, han evitado el advenimiento de algún iluminado fascista como ha ocurrido con Le Pen en Francia.
Jose Luis Sampedro nos advertía del fascismo en mayúsculas que acudiría a la toma del pensamiento de los pueblos como solución equivocada a los corruptos y a sus políticas. Y también explicaba, alegre del momento que vivíamos, como el 15M podía ser la vacuna que España necesitaba para estar preparados, señalar a los verdaderos culpables y las soluciones.
La falta de fuerza en los movimientos franceses, históricamente tan poderosos y ahora casi desaparecidos como me comentaba hace poco un parisino estudiante de la Sorbona, han acelerado la llegada de estos iluminados que traen los ecos de discursos hitlerianos colándose entre las grietas del pasado.
Enhorabuena a todas y todos los que hemos estado en las calles para evitarlo.
La lucha sigue, cueste lo que cueste.
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